La potencia eólica de Navarra triplica a la de Brasil

Brasil sólo tiene 338MW instalados y un potencial de 140.000 MW, mientras que Navarra tiene 958,77 MW instalados, y en el futuro el aumento de la potencia instalada vendrá por la sustitución de los primeros aerogeneradores de apenas 500 kilovatios por máquinas de 2 o 3 megavatios.

El vicepresidente segundo y consejero de Economía y Hacienda de Navarra, Álvaro Miranda Simavilla, intervino en el Forum Nacional Eólico que se celebra en la ciudad de Natal, capital del Estado do Rio Grande do Norte (Brasil), para explicar la experiencia de Navarra en materia de energía eólica, un tipo de energía renovable que Brasil está interesado en impulsar.

Por parte del Gobierno de Navarra también acudió a este evento en Brasil el consejero de Innovación, Empresa y Empleo, José María Roig, que es además presidente del Centro Nacional de Energías Renovables (CENER). Además, también asistieron el director general de Desarrollo Internacional, Juan Franco Pueyo, y el director de Desarrollo Estratégico y de Negocio del CENER, Jerónimo Camacho.

En el transcurso de su intervención, el vicepresidente recordó que Navarra se encuentra "a la cabeza de las regiones de la UE" en materia de energías renovables, y destacó que sus 38 parques eólicos con cerca de 1.100 molinos suministran el 65 por ciento del consumo eléctrico de la Comunidad foral.

Además, Miranda destacó que la previsión es que, en el año 2010, el 75 por ciento del consumo eléctrico en Navarra lo aporten las fuentes de energía limpias, un dato significativo, según explicó, "puesto que el objetivo de la Unión Europea para el mismo año es alcanzar el 29% y el de EE UU es el de llegar al 20% en el año 2030".

Por otro lado, el consejero hizo referencia a la potencia eólica instalada en Navarra, que es de 959 megavatios, cifra que supera a la de varios países europeos y al propio Brasil, quinto país del mundo en tamaño, que cuenta con 338,5. Asimismo, destacó que la fabricación de aerogeneradores en Navarra abastece al 15 por ciento de la demanda mundial.

Además, en su intervención, Miranda se refirió al Plan de Ahorro y Eficiencia Energética, que supuso una inversión de cuatro millones de euros -aportados entre el Estado y Navarra- y la aplicación de 19 medidas de ahorro en todos los ámbitos sociales.

En el transcurso del Fórum Nacional Eólico tuvo también lugar la firma de la llamada ‘Carta dos Ventos’, un manifiesto de compromiso mediante el cual los ministros brasileños se comprometen a desbloquear de forma inmediata las licitaciones pendientes de este tipo de instalaciones en un escenario de 3 a 5 años y que supone un compromiso de futuro para el sector eólico brasileño.

——————————————-

El desarrollo de la energía eólica en Navarra por José Santamarta

La energía eólica es una alternativa clara al cambio climático, a las lluvias ácidas, a los residuos radiactivos y a la pérdida de diversidad biológica, es ya competitiva y aportará unos 20.000 megavatios en España para el año 2010.

La experiencia de Navarra tiene en su origen una empresa, EHN (hoy Acciona Energía y una persona, Esteban Morrás), que empezaron la andadura con los parques eólicos de El Perdón y Leitza por parte de Energía Hidroeléctrica de Navarra (E.N.H.).

En Navarra ya en 1996 se habían instalado 108 MW y se crearon 270 empleos directos en Gamesa Eólica (empresa que hoy es el tercer fabricante mundial), 64 en Apoyos Metálicos (producen las torres en Olazagutía), 80 en Fiberblade (fabrica palas en Alsasua) y más de 1.000 indirectos.  Aquel fue el origen de un plan que incluía también el desarrollo industrial y la creación de empleo, y no sólo la generación de electricidad, y que dio origen a dos "multinacionales" eólicas españolas, Gamesa Eólica y Acciona Energía.

La experiencia navarra es importante por muchas razones. En primer lugar porque demuestra que el potencial eólica es mucho mayor del estimado oficialmente; de hecho, tanto el Atlas Eólico Español como el Atlas Eólico Europeo no incluían a Navarra como zona potencialmente viable para la producción eólica.

En segundo lugar Navarra es un claro ejemplo de que, cuando hay voluntad política, las energías renovables pueden desarrollarse de forma competitiva, creando empleo y sin dañar apenas al medio ambiente.

Impacto ambiental

Cuando se aborda el impacto ambiental de una fuente de energía ha de estudiarse el ciclo completo y analizar todas las repercusiones. Entre todas las fuentes energéticas, la eólica, junto con la solar directa, es la menos dañina para el medio ambiente. Los impactos sobre el paisaje y la avifauna son pequeños.

Los grupos conservacionistas, que con tan buena voluntad critican el desarrollo de la eólica, harían bien en destinar sus esfuerzos a otros enemigos infinitamente más dañinos para el medio ambiente. Para ciertas asociaciones y algunas publicaciones parece que el enemigo a batir es la energía eólica, lo que es lamentable, dados sus beneficios ambientales, en término de emisiones evitadas de CO2, SO2 y NOx, o de generación de residuos radiactivos durante miles de años.

La colisión de algún ave contra un aerogenerador, no es nada comparada con los afectos de las lluvias ácidas y el cambio climático en la avifauna, por no hablar de otras especies y los propios seres humanos, efectos que la eólica ayuda a mitigar. La mortandad mayor en algunos lugares se debió a que a veces los parques están situados junto a un vertedero, y en menor medida al paso de aves migratorias. Las aves se acostumbran rápidamente a los aerogeneradores, y hasta las aves migratorias desvían su trayectoria.

En cuanto al paisaje, depende de gustos, igual que con los molinos de La Mancha o de Holanda. Afortunadamente Greenpeace y otros grupos ecologistas, junto a los sindicatos CC.OO y UGT, defienden el desarrollo de la eólica, minimizando, por supuesto, sus pequeños impactos ambientales.

Pero es que además la eólica se está desarrollando con un respeto para el medio ambiente que nunca se ha dado con otras fuentes de energía. En Navarra, de los 72 emplazamientos posibles considerados inicialmente, se desecharon 50 por razones medioambientales, de forma que la propuesta inicial sólo contempló la implantación de 18 parques, quedando 4 en reserva.

En los parques eólicos se utilizan al máximo los accesos y las infraestructuras existentes, se evitan afecciones a la vegetación, se restaura la vegetación y se cierran los caminos de acceso a vehículos de motor, entre otras muchas actuaciones. La eólica apenas ocupa suelo (la ocupación real es de sólo el 1 por ciento de la superficie del parque), es compatible con otros usos y es una instalación reversible, que tras su clausura devuelve al terreno su apariencia original.

Como recuerda la EWEA, instalar 100.000 MW en Europa ocuparía sólo un área de 8.000 km2, y el 99 por ciento de esta superficie seguiría disponible para pastos o la agricultura. Los 20.000 MW propuestos sólo ocuparían realmente 160 km2, menos del 6 por ciento del área ocupada hoy de forma irreversible por los embalses (unos 3.000 kilómetros cuadrados sólo en España).

La reducción del impacto ambiental del sector energético se logra de varias maneras. En primer lugar reduciendo el despilfarro y el consumismo, adoptando un modelo menos intensivo en energía. En segundo lugar aumentando la eficiencia y el ahorro energético. En tercero abandonando y clausurando las centrales nucleares al final de su vida útil, sin lugar a dudas la peor de todas las fuentes energéticas. En cuarto limitando, en este orden, la aportación del carbón, el petróleo y el gas natural, causa del cambio climático. En quinto, frenando la construcción de grandes embalses para producir electricidad, y los proyectos de monocultivos energéticos, que pueden tener graves repercusiones en la diversidad biológica, clausurando las plantas de incineración de residuos. Y en sexto, desarrollando la eólica, la geotérmica y todos los usos directos de la energía solar, como la fotovoltaica, la termosolar y la solar térmica, con el debido cuidado ambiental. La eólica es parte de la solución, no del problema.

Actualmente la capacidad instalada en el mundo supera los 120.000 MW, equivalente a unas 40 grandes centrales nucleares (para sustituir un megavatio nuclear hacen falta tres MW eólicos, dado que las nucleares funcionan más de 7.000 horas anuales y los aerogeneradores no suelen superar el 30% de disponibilidad). En 2009 ya es competitiva la producción de electricidad con aerogeneradores eólicos de tamaño medio (de 1,5 a 3 MW) y en lugares donde la velocidad media del viento supera los 6 metros por segundo. Se espera que dentro de unos pocos años también la eólica marina llegue a ser rentables.

Los costes de la eólica, sin considerar los ambientales, son ya casi competitivos con los de las energías convencionales. El potencial global de la energía eólica en el mundo es cinco veces superior al actual consumo eléctrico, incluso excluyendo todas las áreas con valor ambiental y en España en teoría se podría producir toda la electricidad con eólica, y abastecer a un futuro parque de vehículos eléctricos.

————————————-

Navarre

“Spain is currently undergoing a renewable-energy revolution, with the Navarre region set to be the first in Europe to be self-sufficient in renewable energy”. The US rating agency Standard & Poors, in a current investigation of standard of living in Europe, ranked Navarre, whose primary source of renewable energy is wind power, uppermost among the 17 autonomous regions of Spain. Navarre, Europe’s sixth largest producer of wind power, currently sustains approximately 70 percent of its electricity needs from renewable energy sources, wind farms being used most extensively, and has a 900-megawatt capacity of installed wind power, ranking it ahead of the UK, Sweden, and France.

Navarre lacks thermal, nuclear, coal, oil, gas fields, or hefty hydro-electric power stations, but does possess considerable renewable resources, which the Government of Navarre pursued to drop its foreign energy dependence. “Navarre’s economic success is a function of its small population (only 500,000 people), low unemployment, rich agricultural traditions, and most recently, a boom in rural tourism”.

Navarre was entirely reliant on imported energy until wind-power development and utilization began progress in 1996. Now, with its own renewable energy companies, such as Acciona, projects are underway including the proposal of building the biggest offshore wind power production facility in the world in southwestern Spain on the spot of the 1805 Battle of Trafalgar.

———————-

Navarre’s Stunning Clean Energy Success a Lesson for US Policymakers

Over the past 15 years, Spain’s Navarre region has undergone the sort of energy transformation President Barack Obama dreams of creating in America. In the process, the home of Pamplona’s running of the bulls has proved that a green jobs movement can pay off in GDP.

Speaking at a renewable energy conference in New York Navarre President Miguel Sanz Sesma explained the secrets of clean energy success.

Navarre’s energy numbers are staggering: A full 65 percent of the region’s energy now comes from renewable sources. By 2010, it expects to reach 75 percent, and it has a goal of becoming completely energy self-sufficient. Obama’s goal of more than doubling the United States’ renewable energy use to 25 percent by 2025 pales in comparison.

Navarre’s experience suggests to the new U.S. president that supporting state-level efforts to advance renewable energy production might provide the biggest payoff.

The mountainous area of northeast Spain, about twice the size of Delaware, saw the writing on the wall well over a decade ago. It began developing an entirely new economic sector in renewable energy in 1995 after concluding that its reliance on energy imports was obstructing economic development.

That clean energy sector now supports nearly 100 companies, a research center, a technical school specializing in renewable technologies, and employs about 2 percent of the region’s active workforce. It contributes about 5 percent to Navarre’s gross domestic product, and as early as 2003, the European Union recognized Navarre’s policies as the best in the renewable energy sector.

“As far as environmental benefits are concerned, since 2000, clean energies have avoided atmospheric emissions of over 20 million tons of CO2,” Navarre President Miguel Sanz Sesma said last night.

When the Navarre’s effort began, the region’s leaders set the bar high and began preaching the benefits of energy independence, efficiency and conservation.

With a population of only about 600,000, the region is small enough that they were able to bring the major stakeholders from business, science, local governments and the citizenry together to create a collaborative energy plan with nearly universal buy-in. Navarre also has enough autonomy from the Spanish government that it could act without delays and excessive red tape.

"We’ve been able to move faster than the Spanish government," Sanz said.

Navarre started its mission toward energy independence with a 1995 energy plan that set a goal of creating 341 MW of renewable energy capacity by 2000.

The regional government built public-private partnerships with banks and industries to begin constructing a renewable energy sector at home (the wind turbine manufacturer Gamesa Eolica was a product of the collaborations). The regional government also provided tax credits and financial aid to encourage investment in renewable energy assets, and officials emphasized energy efficiency and conservation to the population.

Within five years, Navarre had nearly doubled its goal, reaching 667 MW of renewable energy capacity. Today, Navarre’s wind power—46 percent of its total renewable energy—is on track to reach 1,400 MW by 2010. The regional government also offers incentives to encourage energy efficiency, such as grants to buy electric vehicles or replace old home applicances, and even courses in efficient driving.

Although not as successful yet as Navarre, dozens of U.S. state governments have been acting independently to propel clean energy development in the absence of federal leadership.

They, like Navarre, have assembled stakeholders to develop clean energy strategies as part of comprehensive, economy-wide climate action plans; and like Navarre, the policies have enjoyed almost unanimous approval. About half the states now have renewable portfolio standards requiring energy providers to get a percentage of their energy from renewable sources by a certain date.

California’s RPS is one of the toughest, with a minimum of 20 percent from renewable sources by 2010. New York’s RPS requires 24 percent by 2013, and Gov. David Patterson earlier this month called for a new standard of 45 percent from renewable sources by 2015.

On Thursday, Maine Gov. John Baldacci will unveil New England’s largest wind farm, a string of 38 wind turbines on Stetson Mountain that will produce 57 megawatts of energy, a fairly small amount but enough to power 23,500 homes. Texas, a leader in wind energy, fired up a new 166-MW wind project near Austin on Monday, pushing Austin closer to its goal of 30 percent electricity from renewable sources by 2030.

In fact, the American Wind Energy Association expects wind turbines in the U.S. to produce more than 60 billion kWh of electricity this year, enough to power 5.5 million homes and save more than 36 million tons of CO2 that would have come from the same energy production by fossil fuels.

As Obama took the oath of office yesterday, he promised that America "will harness the sun and the winds and the soil to fuel our cars and run our factories." The small, autonomous region of Navarre still has important lessons to offer the new president, including how to engineer social acceptance of change.

For example, plans in Massachusetts to develop an offshore wind farm that would be in sight of some wealthy and powerful Cape Cod residents has been held up for seven years. Countless court fights later, the Cape Wind project appears to be back on track, though opponents are still fighting.

Navarre’s leaders developed a different approach for siting turbines in its beautiful, sparsely populated mountains. Wind “parks” were designed as true parks to bring people closer to the technology. Schoolchildren learn about wind power on field trips. Government officials also talk regularly about the value of conservation and renewable energy, and have helped to make renewable energy and sustainability part of the culture.

Navarre also took concerns about interrupted views into consideration. Rather than adding more wind farms, it is now focusing on upgrading the current ones to increase their capacity. Its research and development centers are engineering new turbines that can produce up to 2 MW now, and Navarre is using them to replace the original 0.5-MW turbines.

"In Navarre, renewable energies are not perceived as something imposed from the outside by the government, but as something that has been developed with the full backing and, I would dare to say, the demand of the citizens,” Sanz said.

Many state governments are laggard in their approach to clean energy, and the new U.S. president will still need to set a minimum requirement from Washington if he hopes to reach his goals.

The national plan must address both the supply side and the demand side of energy use, said energy analyst Chris Gadomski, an adjunct professor at NYU. The plan will also need teeth, he said — for a renewable energy policy to succeed in the United States, it must be enforceable and enforced, or the policy will be ignored.

Unless, perhaps, the stunning success of Navarre becomes more widely known.