El liderazgo mundial del sector eólico por José Donoso

La nueva era que ha abierto la llegada de Barack Obama a la presidencia del país más poderoso del planeta tiene ya asegurada un pilar firme en la política inequívoca de apuesta prioritaria por las energías renovables. En sus primeros discursos como presidente de Estados Unidos, reafirmaba con rotundidad la línea central de su campaña con el propósito de llegar en 2025 a un 25% de renovables sobre el consumo de energía primaria. Sólo unos días antes, en una de sus últimas intervenciones previas a tomar las riendas del poder, destacó el liderazgo de España, junto con Alemania y Japón, en el campo de las energías renovables. Obama afirmaba entonces que en nuestro país, como en los otros dos citados, ‘se están haciendo inversiones de verdad en energías renovables, se están situando por encima de nosotros, preparados para convertirse en líderes en estos nuevos sectores’.

No nos debe extrañar que el reconocimiento a este liderazgo llegue desde el otro lado del Atlántico pues casi una tercera parte de la potencia eólica instalada en aquel país tiene sello español, ya por la titularidad de las instalaciones o por los fabricantes de aerogeneradores. Obama lo conoce bien porque en su periplo electoral incluyó la visita a una de las fábricas que nuestras empresas tienen en Estados Unidos, que es uno de los 27 países en los que la eólica española está presente haciendo realidad ese liderazgo mundial.

España ocupa hoy la tercera posición en el ranking mundial por potencia instalada, detrás de Alemania y Estados Unidos, pero es la primera potencia por la presencia de sus empresas en todos los continentes. Promotores, fabricantes, ingenierías y empresas de servicios han sabido dar el salto y, desde la experiencia de nuestro mercado, conquistar con gran dinamismo esa posición privilegiada que ahora reconoce la voz autorizada del nuevo presidente norteamericano.

Desde el conjunto del sector de las renovables, pero especialmente desde el eólico, consideramos que la sociedad española, con sus dirigentes políticos a la cabeza, tiene que tomar conciencia de esta realidad, actuar en consecuencia para potenciar ese liderazgo y convertir a esta industria en un eje fundamental de la recuperación económica.

El pasado diciembre la Asociación Empresarial Eólica presentaba el Estudio macroeconómico del impacto de la energía eólica en España en el que se constaba, en datos referidos a 2007, su importante contribución al PIB, por valor de 3.270 millones de euros, un 0,35%; su capacidad de exportación, más de 2.500 millones de euros; la creación de empleo, 40.000 puestos de trabajo; la reducción de emisiones de CO2, 18 millones de toneladas, o la reducción de las importaciones de combustibles fósiles, casi 6 millones de TEP, lo que supuso en ese ejercicio un ahorro de más de 1.000 millones de euros. Ante estas cifras, ante estos datos incontestables, no nos cansaremos de repetir que el importe de las primas que recibimos, 991 millones de euros en 2007, constituye la mejor inversión para nuestro país. El nuevo presidente americano ha solicitado ideas sobre ‘cómo gastar dinero de manera eficiente y eficaz para que arranque la economía’. Está claro, de acuerdo a la experiencia española, que invertir en energía eólica es una de las mejores que se pueden aportar.

Nadie puede discutir el papel central que tendrán las energías renovables mañana en nuestra forma de dotarnos de energía. La eólica, que este pasado año ha cubierto ya el 11% de la demanda eléctrica, ha demostrado que es posible ejercer ese papel preponderante en nuestro mix energético pero además hacerlo creando riqueza, generando, con tecnología propia, una sólida industria que levanta admiración fuera de nuestras fronteras.

En estos días en la prensa económica internacional se menciona una frase de Warren Buffett, refiriéndola a nuestro país, ‘cuando el mar se retira se ve quién se baña desnudo’; no vamos a juzgar aquí lo acertado de la frase, pero creemos que, al menos, no se puede aplicar a nuestro sector. Tenemos un buen bañador, pero hay que seguir cuidándole.

Efectivamente, ante el nada halagüeño panorama para nuestra economía que describía hace poco el vicepresidente económico y que días más tarde ensombrecía aún más la Unión Europea, las renovables, y especialmente la eólica, ofrecen un camino seguro para convertir a su industria en un pilar de la recuperación, con sus inmensas posibilidades de creación de empleo, de exportación y de desarrollo tecnológico. Es uno de los escasos sectores de futuro en el que nuestro país es líder. Y debe seguir siéndolo.

José Donoso. Presidente de la Asociación Empresarial Eólica

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