Suecia prohibirá los coches de gasolina en 2030

Suecia, el país escandinavo ejemplar en su política ambiental, ha lanzado una propuesta de lo más radical e interesante: a partir del año 2030 todos los coches que utilicen como combustible productos derivados del petróleo estarán prohibidos. Los suecos tienen sólo veinte años para cambiar de coche y sumarse a los vehículos eléctricos. Y nada de híbridos, que montan motores de gasolina o de gasóleo combinados con propulsores eléctricos, que tampoco podrán circular por las carreteras suecas.

No obstante, esta medida no deja de ser una propuesta de ley. No hay que olvidar que, si así fuera, la propia industria automovilística sueca se podría ver afectada. Tanto Volvo como Saab son marcas Premium que suelen montar motores potentes, aunque fabricantes se están dedicándo en la actualidad a investigar la propulsión eléctrica. Sin embargo, a día de hoy, sus ingresos provienen de coches alimentados con combustible tradicional.

Sería un gran avance: poner fecha de caducidad a uno de los inventos más contaminantes, el coche de gasolina. Los ministros de Medio Ambiente, Andreas Carlgren, e Industria, Maud Olofsson, comparecieron ante la prensa para dar más detalles de un plan que el Gobierno ya había puesto sobre la mesa –al menos como declaración de intenciones–, y sentenciaron que en el 2030 ningún coche de los que circulen por Suecia podrá usar combustibles fósiles derivados del petróleo. Eso es en poco más de dos décadas.

El primer anuncio en este sentido tuvo lugar en noviembre, y de manera más bien informal; se dijo entonces que la fecha límite sería el 2025, lo que dejaba tan poco margen para los obligatorios cambios –empezando por los que deben hacer las dos grandes empresas automotrices del país, Volvo y Saab– que el Gobierno se ha visto obligado a dar otros cinco años. Y aun así el debate sigue, sobre todo porque las dos compañías, como era de esperar, no lo ven demasiado claro. La portavoz de Saab en Suecia, Anna Petré, dijo hace unas semanas que sería "burdo por parte del Gobierno" sacar adelante esta y otras medidas en plena crisis, justo cuando ambas empresas están negociando un paquete de ayudas del Estado que les permitirán mantener su producción en el territorio sueco.

El ambicioso objetivo del Gobierno es reducir un 40% las emisiones de CO2 en el 2020 (con respecto a los niveles de 1990), y para hacerlo también tiene previsto imponer un agresivo aumento de impuestos sobre los coches más contaminantes, a la vez que una rebaja en el gravamen de los ecológicos. Las encuestas demuestran que la mayor parte de los suecos están a favor de estas medidas (los coches ecológicos ya son un éxito en ese país), y el debate político ha dejado claro que prácticamente todos los partidos las encuentran bastante razonables. El Ejecutivo, además, considera que es un plan para los tiempos de crisis, entre otras cosas porque las energías renovables son más baratas, permiten ahorrar y generan empleo.

No es tan descabellado que la propuesta se haga real: ni la opinión pública, ni los grupos políticos la han rechazado explícitamente. De hecho, muchos aprueban adoptar una política medioambiental más estricta. Podría ser el principio del fin de los coches tal y como los conocemos hoy en día, y el comienzo de la era de los coches eléctricos eólicos.