Afganistán se reconstruye con energía eólica

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Barrida por los vientos constantes de las majestuosas montañas de Hindu Kush, la remota aldea de Qurbat en el distrito de Bamyan, en el centro de Afganistán, fue durante muchos años conocida como “Ergha-baad” (suave brisa) por los  vecinos.

Ahora, gracias a la tecnología moderna, la ciudad está sacando provecho de su antiguo nombre.

El territorio fue abandonado después de que los insurgentes atacaran y arrasaran Aqrabat en 1999. Con la situación de evacuación, era difícil imaginar que el pueblo nunca más podría volver a su antigua condición. Sin embargo, más de una década después -gracias al programa de repatriación voluntaria de ACNUR- 359 familias ahora lo pueden llamar hogar.

Lo que muchos de ellos necesitaban más a su regreso era la posibilidad de reconstruir sus vidas y convencer a otros a unirse a ellos. Un proyecto solar inicial no se sostuvo. A medida que llegaban más repatriados, tuvieron que recurrir a los métodos tradicionales, como linternas y fuegos.

Después de las evaluaciones llevadas a cabo por ACNUR y la Dirección local para los Refugiados y la Repatriación, el viento de las montañas Baba, parte de la cordillera del Hindu Kush, fue visto como la solución perfecta.

El pueblo de Aqrabat, situado a 25 km al noroeste de la ciudad de Bamyan, disfruta de vientos promedio de entre 7 a 15 km/h la mayor parte del día. Con el apoyo del Gobierno de Corea del Sur, ACNUR fue capaz de apoyar la construcción de una planta de energía eólica y mejorar el acceso de los habitantes a energía limpia y sostenible. La construcción de instalaciones de turbinas eólicas comenzó en 2014, conforme a un acuerdo de colaboración establecido entre el Comité Central de Bienestar de Afganistán (CAWC) y una Unidad de Terreno de ACNUR.

En enero de 2015, la planta se completó con éxito, y fue entregada oficialmente a la Comisión de Desarrollo Comunitario del pueblo y las autoridades del gobierno local. Es la primera de este tipo en toda la provincia de Bamyan, con una capacidad de generación de entre 15 a 25 kB.

Rahima, una mujer de la localidad, dijo a ACNUR: “Todo depende del viento y en la ausencia de viento, los vecinos todavía tendrán tres días de la electricidad de reserva, pero es casi imposible que no haya viento en tres días, porque esto es Aqrabat”.

Recién habilitado, con acceso a energía limpia, fiable y sostenible, el futuro de los repatriados de Aqrabat parece brillante -capaces, por fin, de reiniciar sus vidas y vivirlas plenamente.

“Este proyecto de energía eólica es algo más que una fuente confiable de energía”, dijo Maya Ameratunga, Representante de ACNUR en Afganistán, “es un componente fundamental para la reintegración. Como proyecto impulsado por la comunidad, ha empoderado a los retornados en la toma de decisiones sobre su futuro, al tiempo que les permite invertir en la economía local, reconstruir su comunidad y planificar su futuro”.

“Se necesitan soluciones de desarrollo para los problemas humanitarios prolongados, como la situación de los refugiados afganos, que es la operación de repatriación más grande del mundo”, declaró la Sra. Aerating. “Intervenciones como estas ayudan a crear los incentivos para el retorno de los refugiados de segunda y tercera generación nacidos en el exilio y ayudan a reconstruir las comunidades”.

En el mismo pueblo, ACNUR también está proporcionando alojamiento, mientras que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha apoyado la construcción de una red de tuberías de agua potable. Además, una ONG local, Organización Shuhada, ha construido un centro de salud básico y una escuela secundaria.