España se enfrenta a olas de calor y sequías por cambio climático

REVE

Para reducir emisiones de CO2 y frenar el cambio climático  ya hay una alternativa, las energías renovables, como la eólica, termosolar y energía solar fotovoltaica.

España sufrirá con frecuencia en el futuro sequías extremas como la de California si continúa la actual tendencia de cambio climático, ha alertado hoy WWF. Según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU, las zonas mediterráneas son de las más vulnerables del planeta, por lo que cada vez habrá menos agua en los ríos y humedales de España. Los impactos serán especialmente severos en la mitad sur peninsular y el Levante, donde las precipitaciones se reducirán hasta un 30% para finales de siglo. WWF ha lanzado su campaña “Ni Un Grado Más” para exigir al Gobierno que aplique en España y defienda en la Cumbre del Clima de París una transición energética hacia un modelo 100% renovable.

 

Los escenarios de cambio climático para España pronostican un aumento de temperaturas para finales de siglo de hasta 4ºC en invierno y 6ºC en verano, unido a unos periodos de sequía más largos, frecuentes e impredecibles. WWF alerta de que las consecuencias para los ríos y para humedales emblemáticos como Doñana o las Tablas de Daimiel serán devastadoras si no se actúa para frenar la tendencia actual de cambio climático. La histórica sequía que sufre el estado de California desde hace 4 años, vinculada a los efectos del cambio climático, es un claro ejemplo de lo que sufriremos con frecuencia en regiones secas como la nuestra.

 

Según datos recogidos en un informe del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX), el agua que discurre por los ríos se reducirá un 28% a finales de siglo. La disminución será mayor en las cuencas del sur y centro peninsular, como el Guadiana o el Segura, aunque también será muy significativa en algunas cuencas de la zona norte: en torno a un 20% en el Cantábrico occidental o en las cuencas internas del País Vasco.

 

WWF destaca que, a lo largo del siglo XXI, los ríos que actualmente llevan menos agua –y que ya sufren una enorme presión y una extracción excesiva de agua para satisfacer las demandas- serán los que reciban un impacto más severo. En cuencas como la del Guadalquivir, donde la agricultura de regadío consume el 90% de recursos disponibles, el cambio climático obligará a realizar cambios profundos en la forma de gestionar el agua. En cambio, las administraciones públicas siguen apostando por incrementar la superficie regada, pese al mal estado de los ríos –tan sólo un 41% están en buen estado, según datos presentados por España a la Comisión Europea- y al dramático escenario planteado por los modelos de cambio climático.

 

Para WWF, el único modo de garantizar agua para el futuro y reducir el impacto del cambio climático sobre los ecosistemas acuáticos es mejorar su precario estado ecológico, acabar con la sobreexplotación y contaminación, y recuperar sus funciones naturales. Unos ecosistemas sanos serán más resistentes y capaces de seguir aportando servicios vitales a la sociedad, como el control natural de las inundaciones o el abastecimiento de agua de calidad.

 

Pese a este preocupante panorama, WWF recuerda que todavía podemos evitar los peores impactos del cambio climático, pero sólo si se actúa con urgencia para abandonar los combustibles fósiles y avanzar hacia un mundo 100% renovable. Con su campaña ‘Ni Un Grado Más’, WWF pretende movilizar a la sociedad de cara a la Cumbre del Clima de París para que reclame medidas frente al cambio climático, la mayor amenaza futura para la humanidad y el planeta.

WWF presenta el documento “Un grado más, un río menos” sobre la relación entre el cambio climático y la escasez hídrica. Consultar documento.