Eólica y energías renovables: UTE rescinden contrato eólico a IMPSA en Uruguay

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La empresa UTE se apresta a rescindir los contratos firmados para la compraventa de energía eólica con la argentina Industrias Metalúrgicas Pescarmona S.A. (Impsa), luego que la firma no cumpliera con los plazos establecidos para la concreción de tres proyectos, debido a su difícil situación económica. Es la primera vez que UTE rescinde un contrato de compra de energía eólica.

Impsa, líder latinoamericano en hidroeléctrica y eólica, con proyectos en energías renovables en 30 países
Impsa, líder latinoamericano en hidroeléctrica y eólica, con proyectos en energías renovables en 30 países

La decisión ha desatado polémica con la firma argentina que solicitó más prórroga y presentó como alternativa tres potenciales nuevos inversores para financiar los parques eólicos. Incluso, uno de los inversores ofreció vender la energía a UTE más barata de lo previsto en los contratos vigentes. Pero, el ente no aceptó ninguna de las propuestas.

En ese contexto, el directorio de UTE resolvió en marzo ejecutar el cobro de la garantía por entre US$ 4 millones y US$ 5 millones previsto en los contratos con Impsa, después de que vencieran los plazos y la firma no cumpliera con la construcción de tres parques eólicos por un total de 65 megavatios (MW) en los departamentos de Maldonado y Lavalleja.

En 2011 la sociedad anónima «Central de Generación Eólica Libertador I» había firmado con UTE tres contratos de compraventa de energía eléctrica que provendría, por ese entonces de los primeros parques eólicos adjudicados a privados en el país.

En esos contratos se había fijado un plazo de tres años, con una prórroga de seis meses para que el generador privado instalara los parques y los pusiera en funcionamiento. Sin embargo, vencidos los plazos eso no sucedió. La concreción del proyecto a cargo de Impsa quedó trunco por la complicada situación financiera de la firma que se declaró en default a fines del año pasado.

Según supo El País, luego de vencidos los plazos límites, la empresa Impsa presentó tres posibles inversores para hacerse cargo del proyecto que el ente no aceptó. La última alternativa presentada proponía como potencial inversor y desarrollador a la firma Global Energy Limitada, si UTE aceptaba algunas condiciones.

Entre ellas se solicitaba una extensión en el plazo límite de instalación de los tres parques hasta el 30 de diciembre de 2016 más la revocación de multas y compensaciones. Asimismo, se pedía extender el plazo de instalación del parque eólico Artigas (también adjudicado a Impsa) y que vence a fin de año hasta junio de 2017.

Como contrapartida de esa extensión, el potencial inversor ofreció reducir el precio de venta a UTE, acordado en los contratos de los parques Libertador I, II y III hasta US$ 63 por megavatio/hora (Mw/h) cuando originalmente los precios manejados habían sido de entre US$ 80 y US$ 90 MWh.

Pese a esto, tanto en UTE como en la Dirección Nacional de Energía (DNE) se entiende que lo correcto es rescindir los contratos y no dar nuevas prórrogas para la concreción de las inversiones, porque cumplido los plazos previstos ni siquiera se han iniciado las obras programadas, supo El País.

El País se comunicó ayer con el presidente de UTE, Gonzalo Casaravilla para consultarle por el tema, pero no obtuvo respuesta.

De acuerdo a los tiempos de construcción establecidos por contrato, el plazo fijado para el parque eólico Libertador I (50 MW de potencia) venció el 18 de septiembre del año pasado y la prórroga el pasado 18 de marzo. En el caso de los contratos asociados a los parques Libertador II (7,5 MW) y Libertador III (7,5 MW) el primer plazo se terminó el 1° de agosto de 2014 y su prórroga se cumplió el 1° de febrero de este año.

Por otra parte, en la DNE se considera que el impacto negativo que podría provocar el no cumplimiento de los contratos por parte de desarrolladores privados ha sido «suplantado» por los parques alternativos que ha iniciado UTE por cuenta propia, y que permitirán cumplir con la incorporación «necesaria» y «prevista» de energía eléctrica al sistema para cubrir la demanda proyectada hasta 2017.

UTE tiene proyectado la construcción de cuatro parques por un total de 350 MW de eólica que serán de su propiedad. Se trata de los parque Pampa en Tacuarembó (140 MW), Colonia Arias en Flores (70 MW), Valentines en Treinta y Tres (70 MW) y Palomas en Salto (70 MW). Otro de los parques propios ya operativos es el Juan Pablo Terra en Artigas (67 MW).

De acuerdo a datos del Ministerio de Industria (MIEM) actualizados a febrero de 2015, hay 18 parques operativos en todo el país con una potencia instalada de 529,4 MW. Cuando finalice el año se espera que hayan ingresado otros 300 MW y 400 MW más en el correr del año próximo.

En tanto, según un documento de UTE, a febrero de 2014 otro de los proyectos que estaba comprometido era el parque eólico Melo Wind de 50 MW que se levanta en el departamento de Cerro Largo. Sin embargo, fuentes de la empresa ENEL dijeron a El País que «no se ha solicitado ninguna prórroga a UTE para poder cumplir con el proyecto. Al momento venimos cumpliendo con todas las etapas previstas, en los plazos establecidos, y en línea con lo acordado con UTE».

La meta inicial de UTE es acercarse a 1.200 MW de eólica instalados para fines de 2016 y de esa forma poder seguir bajando el costo de la generación energética.

Energías Renovables con alta producción.

La generación de energía eléctrica a partir de fuentes renovables permitió a UTE abastecer el 95% de la demanda en 2014, «gracias a los extraordinarios aportes hídricos en las cuencas, y a la instalación de los primeros parques eólicos de gran porte en el país», según se establece en la memoria anual de la Administración del Mercado Eléctrico (Adme).

La demanda de energía eléctrica registró un aumento de 0,56% el año pasado y alcanzó los 10.349.885 megavatios /hora (MW/h). La generación renovable no tradicional (eólica, solar, biomasa) tuvo un 13,2% de participación en la demanda. Así la generación proveniente de esta fuente fue 2,6 veces superior que la térmica convencional y el 52,3% correspondió a energía eólica.

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