Alemania, potencia europea de eólica, energía solar fotovoltaica y otras energías renovables.

Eólica en Alemania: E.ON abandona el carbón y la energía nuclear por energías renovables

REVE

Alemania es observada con gran atención: ¿logra una de las mayores economías del mundo producir próximamente la mayor parte de su energía sin el carbón ni el átomo, es decir, solo a partir de eólica, energía solar e hidráulica?

No es más que una casualidad: poco antes de la Cumbre sobre el Clima en Lima, Perú, E.On, el mayor grupo energético alemán, anuncia que dejará de producir electricidad con centrales de carbón y centrales nucleares.

No fue, sin duda, la preocupación por el clima mundial, lo que llevó a EON a tomar esa decisión. La verdadera razón fue una montaña de deudas bajo la cual el grupo, con sede en Düsseldorf, amenaza quedar aplastado. Las deudas provienen de una época en que el gigante era grande y rico, le sobraba dinero y salió a comprar otras empresas por el mundo. En ese entonces nadie de EON pensó en el futuro. Los gestores de plantas eólicas y solares y sus problemas solo arrancaban socarronas sonrisas a los directivos del grupo. Las plantas propias, sobre todo las atómicas, generaban confiablemente electricidad y arrojaban grandes ganancias.

Las consecuencias de la transformación energética

En 2011 se produjo en Japón la catástrofe de Fukushima. El Gobierno alemán decidió entonces abandonar la energía atómica. Había nacido lo que luego se bautizaría como “transformación energética”. Desde entonces, Alemania es observada con gran atención: ¿logra una de las mayores economías del mundo producir próximamente la mayor parte de su energía sin el carbón ni el átomo, es decir, solo a partir de eólica, energía solar e hidráulica?

Sin duda, ni EON ni las demás empresas energéticas que abastecen el mercado alemán, tales como RWE, EnBW y Vattenfall, cerraron los ojos ante ese proceso. EON, por ejemplo, invirtió en los últimos ocho años unos 10.000 millones de euros en energías renovables. Pero no se dieron cuenta de otra cosa: que al final del proceso, nadie iba a necesitar gigantescas empresas energéticas, porque el futuro pertenece a las estructuras descentralizadas. Ahora lo están empezando a registrar. No solo EON, sino también RWE y Vattenfall han comenzado a da pasos atrás, más o menos precipitadamente.

Desguazar las centrales atómicas: una tarea de las empresas

Para la transformación energética de Alemania, el nuevo rumbo de EON es una buena señal. Eso no significa, sin embargo, que el grupo se transforme ahora en un pionero de las energías renovables. Lo dicho: fue en primer lugar una decisión dictada por los balances de la empresa. Pero la constatación de Johannes Theyssen, el director general del grupo, de que el modelo de negocios actual de EON no se corresponde más con la realidad, dice mucho: EON fue la avanzada de la lucha contra el abandono de la energía atómica. Ahora traslada sus negocios atómicos a una especie de “bad bank”. Es de esperar que ponga a disposición de ese “bad bank” suficiente dinero para desguazar las centrales atómicas. De lo contrario, los inmensos gastos los deberá pagar el contribuyente. Y eso no es justo.

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