El Gobierno de ZP se carga la eólica

Con la legislatura en tiempo de descuento, el Gobierno de Zapatero se propone aprobar por la vía de urgencia una nueva regulación que cambia por completo las reglas de juego de la producción eléctrica en España y que reduce drásticamente la actual retribución a la energía de origen eólico. Los fabricantes de aerogeneradores y las empresas operadoras advierten de que, con la normativa impulsada por el Ministerio de Industria, no se construirá ni un solo parque de los proyectados, ni se generarán los miles de empleos que estaban previstos, sino que por el contrario se irán destruyendo muchos de los actuales.

Se pretende cubrir el vacío legal en el que se mueven las instalaciones actualmente en tramitación en las distintas comunidades autónomas. El caso es que las concesionarias eólicas venían reclamando al Estado que promulgara el decreto sobre retribuciones para saber a qué atenerse a partir de 2012. Y se han encontrado con lo que no esperaban. Amén de una merma del 40% en el régimen retributivo general de las renovables, se enfrentan a un cambio del método de cálculo, de modo que el promotor con una instalación en marcha desconoce cuánto percibirá al año siguiente por su contribución a la generación de energía limpia.

Desde la perspectiva gallega, la situación es dramática. Galicia lleva cinco años sin montar un nuevo parque por la lentitud con que se desarrolló el polémico concurso eólico del bipartito, paralizado por la Xunta de Feijóo, que también se tomó su tiempo para establecer un nuevo marco legal antes realizar sus propias adjudicaciones. Las empresas beneficiadas andan ocupadas en los trámites burocráticos preceptivos para obtener las autorizaciones. Se lo toman con calma, porque el problema vendrá después, cuando hayan completado el papeleo y busquen la financiación que precisan para ejecutaron las instalaciones.

Lo más probable es que se produzca una moratoria de facto. El régimen retributivo que plantea el decreto del ministro Sebastián introduce una notable incertidumbre, que ahuyentará a los potenciales inversores y bloqueará la financiación externa. Los bancos, que ya no andan sobrados de recursos, se lo pensarán varias veces antes de arriesgar dinero en un negocio que, con la reducción de las primas, ya nunca más será lo que era. Así las cosas, para subsistir, el empresariado eólico gallego no tiene más remedio que asomarse al exterior. La empresa auxiliar ya se está deslocalizando, con la mirada puesta en las posibilidades que ofrecen los Estados Unidos y el emergente Brasil, lanzando en su apuesta por un crecimiento verde.

Hasta el conselleiro Guerra aprovechó un reciente viaje a México para apoyar, con entrevistas al máximo nivel, la "internacionalización" de nuestra industria eólica. Según la Asociación Eólica Gallega, son más de cinco mil los gallegos viven directamente del aire que mueve los molinos de nuestros montes, que además induce unos cuantos miles más de empleos. Para defenderlos, y para que a medio plazo Galicia pueda recuperar el liderazgo en un campo de gran futuro, la administración Feijóo está decidida a desplegar una amplia ofensiva en varios frentes contra el "decreto Sebastián", sola o en compañía de otras autonomías afines. Para ello, y dado que se trata de un asunto de país, espera contar con el apoyo de las demás fuerzas políticas y de los sindicatos en un frente común. Se trata de evitar a toda costa que, en medio del torbellino de la crisis, el sector eólico se vaya a tomar viento.

FERNANDO GONZÁLEZ MACÍAS, www.laopinioncoruna.es