La explosión en Japón demuestra que la energía nuclear no es segura

El desastre de la central nuclear de Fukushima demuestra los peligros de apostar por la energía nuclear, la peor opción de todas. Hay otras alternativas, como las energías renovables (eólica, termosolar y fotovoltaica). El terremoto de Japón y el accidente en la central nuclear de Fukushima, muestra algunos de los peligros de la energía nuclear. Los pronucleares ignoran que las energías renovables pueden cubrir todas las necesidades.

El accidente en una central nuclear de la prefectura Fukushima (norte de Japón) es ya el peor que se ha vivido desde la catástrofe de Chernóbil (Ucrania) en 1986. El fallo en el sistema de refrigeración del reactor 1 de la planta nuclear de Daiichi, tras el terremoto y el tsunami que asolaron ayer el país, ha sido catalogado por las autoridades como de categoría 4.

Esto equivale a un "accidente con consecuencias de alcance local" según la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES), que contempla como categoría máxima la 7. Solo en dos ocasiones se han registrado accidentes peores: se trata de la explosión en Chernóbil (categoría 7, "accidente grave") y de la fusión, en 1979, de un reactor en la central estadounidense de Three Mile Island (categoría 5, "accidente con consecuencias de mayor alcance").

La empresa propietaria de las dos centrales afectadas tiene un pasado polémico. Tokyo Electric Power’s (TEPCO) tuvo varios problemas de seguridad en el pasado. En 2002, el presidente de tuvo que dimitir después de que varios ejecutivos admitieran haber falsificados informes de seguridad. Casos que se han ido repitiendo a lo largo de los últimos años.

La central nuclear de Fukushima I explotó este sábado por la madrugada tras derrumbarse el techo y las paredes, lo que provocó que varios empleados resultaran heridos. La catástrofe nuclear provocó que se haya registrado una alarma por peligro de escape radiactivo y se recomienda a los japoneses que se queden en sus hogares.

Antes, cerca de la central nuclear Fukushima I, en el noreste de Japón, se produjo una fuga de iodo y cesio, de acuerdo los responsables de la seguridad nuclear. Tras terremoto del viernes, dejaron de funcionar los sistemas de refrigeración de los reactores nucleares de esa central, lo que pudo haber provocado la explosión.

La carencia de refrigeración en el reactor puede provocar consecuencias severas en un lapso no mayor a 24 horas e incluso la fusión del núcleo de barras de uranio de la central. Un portavoz de la compañía eléctrica Tokyo Electric Power (Tepco), empresa dueña de la central, afirmó que tal fenómeno "no tenía lugar" y la compañía estaba intentando "hacer subir el nivel del agua" para enfriar el reactor.

Por el momento se ignora si en la instalación dañada está el reactor. Un funcionario dijo que la empresa que dirige la central nuclear de Daiichi en Fukushima había informado de varios trabajadores posiblemente lesionados. El funcionario Masato Abe, de la prefectura (provincia) de Fukushima, afirmó que se desconocía la causa del derrumbe y del humo, y también declinó decir si había ocurrido una explosión.

Las imágenes transmitidas por la televisión japonesa mostraron que los muros de un inmueble se habían venido abajo y sólo había permanecido de pie una armazón de metal. Varias columnas de humo salían de la central nuclear. La presión ha estado acumulándose en el reactor nuclear y ahora es el doble de lo normal. La Agencia de Seguridad Industrial y Nuclear de Japón informó a los periodistas el sábado que estaba liberando vapores radiactivos para disminuir la presión, mientras algunos funcionarios afirmaron que medían los niveles de radiación en la zona.

El reactor nuclear averiado ya ha tenido fugas de radiación. Los operadores de la Unidad 1 de la central nuclear de Daiichi en Fukushima detectaron una radiación ocho veces mayor a la normal en las afueras de la instalación y 1.000 veces más que la normal dentro de la sala de control de la Unidad 1.

Poco antes, un funcionario de la comisión nacional de seguridad atómica, Ryohei Shiomi, dijo también que en la central nuclear existe el riesgo de un proceso de fusión. Pero aseguró que en caso de que se presentase, no serían afectadas las personas en un radio de 10 kilómetros (seis millas).

El potencial eólico permitiría producir 40 veces más electricidad de la que consume el mundo entero anualmente, según una investigación dirigida por el profesor de la Universidad de Harvard Michael B. McElroy. La energía eólica puede mover el mundo según un trabajo de Proceedings of the National Academy of Science que reproduce REVE en inglés. Recursos eólicos sobran. Falta voluntad política y sobra ignorancia.

El potencial eólico permitiría producir 40 veces más electricidad de la que consume el mundo entero anualmente, según una investigación dirigida por el profesor del Departamento de Ciencias Planetarias y de la Tierra de la Universidad de Harvard Michael B. McElroy. Sólo Estados Unidos tiene recursos eólicos suficientes como para cubrir con la tecnología eólica 16 veces su demanda de electricidad.

El estudio de la Universidad de Harvard en Cambridge (Estados Unidos) se publica en la edición digital de la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ (PNAS).

El estudio analiza el potencial de esta fuente de energía renovable a escala mundial gracias a los datos obtenidos por un programa del Instituto Goddard de la NASA que incluye observaciones tomadas por una combinación de satélites, aviones, globos, boyas, sondas y barcos. "En resumen, una gama de observaciones que permiten obtener las mejores predicciones meteorológicas posibles del mundo mediante análisis retrospectivos", asegura McElroy en el trabajo.

Para estimar el potencial global de la energía eólica, McElroy y su equipo tuvieron que obtener los datos globales de la dinámica de los vientos y estimar después qué capacidad de generación eólica tiene cada país del mundo, tanto en tierra como en los parques situados en el mar (offshore). Con el fin de que los datos fuesen lo más realistas posible, los investigadores excluyeron las ciudades y zonas altamente pobladas, las áreas boscosas, las aguas continentales y los lugares con nieves perpetuas. Además, excluyeron del estudio aquellas regiones en las que los molinos no pudiesen llegar a funcionar a un 20% de su capacidad media al cabo del año.

El estudio de las posibilidades de la energía eólica en el mar se realizó en zonas con profundidades inferiores a 200 metros y situadas a menos de 50 millas náuticas (92,6 kilómetros) de la costa.

Para estimar el potencial global de la energía eólica, McElroy y su equipo tuvieron que obtener los datos globales de la dinámica de los vientos y estimar después qué capacidad de generación eólica tiene cada país del mundo, tanto en tierra como en los parques eólicos situados en el mar. Con el fin de que los datos fuesen lo más realistas posible, los investigadores excluyeron las ciudades y zonas altamente pobladas, las áreas boscosas, las aguas continentales y los lugares con nieves perpetuas. Además, excluyeron del estudio aquellas regiones en las que los molinos no pudiesen llegar a funcionar a un 20% de su capacidad media al cabo del año. El estudio de las posibilidades de la energía eólica en el mar se realizó en zonas con profundidades inferiores a 200 metros y situadas a menos de 50 millas náuticas (92,6 kilómetros) de la costa.

Aunque los resultados que ha obtenido el equipo de McElroy son datos de la producción real que se podría generar con turbinas de 2,5 megavatios (MW) en tierra y de 3,6 MW en el mar, se trata de un estudio que busca analizar el potencial global de esta fuente de energía, pero que es consciente de que en el escenario que contempla el análisis teórico no habría apenas espacio en el mundo para otro uso del suelo. "Nuestro estudio no pretende que se cree una red mundial de parques eólicos", ha afirmado Michael McElroy, "nuestra intención principal es demostrar que algunos de los mayores potenciales eólicos del mundo están en los 10 países que son actualmente los mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo".

Según el investigador principal, en estos lugares, que incluyen a China, Estados Unidos, Rusia o la India, las centrales eólicas podrían sustituir en buena medida a las plantas térmicas que queman carbón.

McElroy asegura que el problema de la variabilidad de la producción se puede solucionar mediante la construcción de redes que abastezcan a grandes regiones geográficas. "Si el viento no sopla en España, puede hacerlo en el norte de Alemania o en Irlanda", dice McElroy, "con una red europea integrada se podría solucionar el problema intrínseco de la variabilidad del viento".

Los aerogeneradores proporcionan la electricidad, que se puede almacenar en centrales de bombeo, y en un futuro próximo en grandes baterías y en los vehículos eléctricos. Si hay voluntad política, la eólica y las energías renovables moverán el mundo, sin emisiones de CO2 ni residuos radiactivos, y sin tener que provocar un conflicto tras otro para hacer con el petróleo.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

www.pnas.org/content/early/2009/06/19/0904101106.full.pdf

www.pnas.org/content/early/2009/06/19/0904101106.full.pdf+html

www.pnas.org/content/early/2009/06/19/0904101106.abstract