Apuesta renovada por un modelo de éxito por José Donoso (AEE)

José Donoso, presidente de la Asociación Empresarial Eólica, defiende en un artículo publicado por Expansión, la necesidad de que el Gobierno no pierda de vista los factores que impulsaron el éxito de la industria eólica en España en un momento como el actual, en el que se están definiendo las reglas del juego que marcarán el futuro del sector.

La historia del sector de la energía eólica en España es un éxito. Esta historia hay que conocerla y tenerla muy presente en la construcción del futuro. Y hoy se deben poner las bases del desarrollo del sector a medio y largo plazo.

Nadie discutirá que estamos inmersos en un proceso de cambio de modelo energético en el que las tecnologías limpias y autóctonas deben sustituir a las tecnologías convencionales y asumir un papel protagonista. Además, necesitamos un cambio de modelo económico, con sectores con tecnología propia, capacidad de exportación, sostenibles económicamente, con fuerza innovadora y capacidad inversora. En ambos casos la eólica ha sido el mejor ejemplo de que es posible llevar a cabo ese cambio y de lo que deberían ser la apuesta del futuro modelo económico español.

La eólica es la primera fuente de energía renovable y como tal ha contribuido decisivamente a que en nuestro país hayamos logrado quebrar la tendencia al alza de las emisiones de gases de efecto invernadero y a contribuir a reducir la factura energética por la importación de combustibles fósiles. Estos dos argumentos justificarían por si solos la apuesta de nuestro país por la energía eólica pero, en nuestro caso, a estas ventajas en el ámbito de la lucha contra el cambio climático y de reducción de la vulnerabilidad energética de la economía española, hay que añadir un modelo de desarrollo industrial ejemplar.

Se ha creado un tejido industrial con tecnología propia, generación de empleo, y una considerable capacidad de exportación que nos sitúan a la vanguardia de un sector al que la Agencia Internacional de la Energía atribuye el mayor crecimiento entre todas las tecnologías energéticas hasta 2030 en el necesario escenario de reducción de emisiones.

Esa es nuestra historia; nuestro presente se encuentra en un momento de incertidumbre. Nuestro futuro se juega en los próximos meses con el Plan de Acción a 2020 y el nuevo decreto que fije un marco jurídico y retributivo, normas que tienen como meta el cumplimiento de los objetivos europeos para lograr que el 20 por ciento de nuestra energía final sea de origen renovable. Sin un nuevo impulso al desarrollo eólico —que nosotros ciframos en 40.000 MW de potencia en tierra más 5.000 MW en mar en 2020— será imposible cumplir ese reto que nos hemos impuesto en el seno de la Unión Europea. 

Para ello, el sector eólico está dispuesto al diálogo y al consenso. Pero debe ser un planteamiento desde el conocimiento de las características del sector, y de las necesidades energéticas de la economía española. De lo contrario, el proceso de internacionalización de nuestras empresas podría sufrir deslocalizaciones de la parte industrial y un debilitamiento en un mercado cada vez más competitivo.

El diálogo, la estabilidad, la seguridad jurídica y la visión a medio y largo plazo deben ser las bases sobre las que construir nuestro futuro. Hemos sido un ejemplo para el resto del mundo. Y en un momento en que el mundo camina hacia un futuro cada vez más eólico, la sociedad no entendería que nosotros fuéramos contracorriente. No podemos perder esta ocasión de seguir liderando este cambio tecnológico. La Historia y el presente nos exigen renovar la apuesta por un modelo de éxito.

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